Terapia Online — febrero 27, 2014

Terapia Online

terapia online Cada día más psicólogos y psicoterapeutas incluimos entre nuestros servicios la terapia online con distintas modalidades: Skype, chat o incluso email. Es un servicio novedoso, que despierta curiosidad, y bastantes dudas.

Cuando era niño, el futuro era un sitio en el que la gente llevaría trajes de lycra plateados, los coches volarían y los teléfonos tendrían una pantalla en la que ver a tu interlocutor. Por suerte la lycra no llegó a imponerse, y la comida no se reduce a unas pastillas de colores, sin embargo la terapia online podría perfectamente formar parte de ese futuro imaginado. Pero como ocurre con el resto de innovaciones, cabe preguntarse si se trata de un progreso más de la humanidad, u otro invento que hace la vida menos natural y auténtica.

No es nada raro hoy en día encontrar entre los servicios de psicólogos y psicoterapeutas un apartado de terapia on-line con distintas opciones: terapia por videoconferencia, terapia por chat o incluso por email. Es un servicio novedoso, que despierta la curiosidad, y bastantes dudas o reticencias entre algunos pacientes y terapeutas. ¿Es viable trabajar así?¿No es demasiado frío?¿Se pierde el contacto entre las personas? Mi respuesta personal es un rotundo y totalmente convencido…depende.

La Terapia Gestalt, la forma de psicoterapia que yo practico, es una terapia basada contacto. Es decir, trabaja con el punto de mira puesto en cómo se relaciona el paciente con su entorno, y en su reflejo en la relación entre paciente y terapeuta. Este trabajo se realiza a través de la palabra fundamentalmente, pero también a través de gestos, expresiones, movimientos, entonaciones, etc. En la Terapia Gestalt es importante observar al paciente mientras se expresa y que el paciente nos observe mientras nos expresamos. Es esencial atender no solo a lo que se dice, si no a cómo se dice. El objetivo es, a través de estos detalles, ayudar al paciente a ver cosas que se le puedan estar escapando o a intentar cosas que no había hecho hasta ahora. Por todo esto, se entiende que en Terapia Gestalt, la presencia es fundamental.

Los detalles y matices de la comunicación se pierden en un chat o en un email. Quedan demasiados espacios en blanco sobre la intención o sentimientos del interlocutor. Espacios que serán rellenados por la imaginación de quien lee, y que muy probablemente llevarán a malentendidos o presuposiciones. Indudablemente en un tipo de psicoterapia basado en un diagnóstico estandarizado y tratamientos siguiendo un protocolo similar a la relación con un médico, las herramientas de chat o email pueden ser muy útiles. Sin embargo mi opinión es que para un tipo de psicoterapia más relacional, la limitan hasta hacerla casi imposible.

La terapia on-line a través de videoconferencia, tiene también sus limitaciones. No mirarse a los ojos, por ejemplo. El encuentro, y la calidez, poder explorar el espacio de la sala juntos, son cosas que se pierden hablando a través de una pantalla. Todo esto es cierto. No es una terapia perfecta, pero en realidad ninguna lo es. En todos los casos luchamos con limitaciones que hacen difícil la comunicación. La cuestión es saber si es posible trabajar a pesar de esas dificultades.

La terapia es un intento de ayuda. Muchas veces es sacar al paciente del aislamiento. Otras buscar caminos donde parece imposible. Pero sobretodo ser creativo, trabajar con lo que hay y adaptarse con las herramientas que tenemos, para intentar entender al máximo a nuestro paciente. Existen pacientes que por distintos motivos simplemente no pueden acudir a nuestra consulta. Pueden ser limitaciones físicas, o limitaciones propias de su problemática. Puede que vivan lejos, en el medio rural con dificultades para acceder a un terapeuta, o en un país donde el idioma no es el suyo.

En mi opinión la videoconferencia, aunque con algunas limitaciones, permite un flujo de información tanto verbal como no verbal suficiente para que se produzca un contacto rico entre el terapeuta y el paciente. Por eso, más que una modalidad recomendable pudiendo elegir entre on-line y presencial, me parece una herramienta tremendamente útil para salvar problemas que impedirían una terapia presencial.

¿Por qué veo a una mujer y no una mancha? — noviembre 13, 2013

¿Por qué veo a una mujer y no una mancha?

Lámina nº4 del Test de Rorschach
Lámina nº4 del Test de Rorschach

El pasado viernes 8/11 Google celebró el 129 aniversario del nacimiento de Hermann Rorschah regalándonos un doodle en el que se podían ver láminas de su famoso test. El de Rorschach es uno de los más famosos de entre los denominados tests proyectivos. En ellos, se presenta al paciente unos estímulos con forma o significado ambiguos, y se le pide que les otorgue un significado. En el caso del test de Rorschach se trata de una serie de manchas de tinta formadas al azar, en otros casos como el TAT (Test de Apercepción temática) se trata de imágenes de personas en situaciones ambiguas en las que puede existir más de una interpretación sobre la intención o sentimientos de los personajes. A través de las respuestas frente a estos test, las personas nos están hablando de ellas mismas, de su personalidad, mediante un fenómeno conocido como proyección.
Tendemos a pensar en la percepción como en algo que ocurre de fuera hacia dentro. El mundo exterior entra de alguna forma en nosotros, y nosotros filtramos e interpretamos esa información. Es decir, pensamos que lo que percibimos es una selección, una parte, de la realidad exterior. Sin embargo esto no es exactamente así. La mayor parte de lo que vemos lo ponemos nosotros. Cogemos unas pinceladas del entorno y el resto lo completamos mediante la proyección. El movimiento en el cine es un buen ejemplo de esto. Se proyectan en la pantalla una serie de imágenes fijas y sin embargo nosotros rellenamos los huecos hasta ver algo continuo y fluido. De hecho todo lo que captamos en la retina, en los tímpanos o en la piel se transmite al cerebro por impulsos aislados que recorren las neuronas. Recibimos una secuencia de impresiones fijas, de fotos de lo que ocurre ahí afuera. Pero el cerebro no para de inventarse la información que le falta proyectando lo que cree que ha pasado entre dos impresiones.

La proyección es una forma de ahorrarnos trabajo. En lugar de estar descubriendo el mundo en cada mirada, cogemos unas pistas y completamos el resto basándonos en lo que ya conocemos. Veamos unos ejemplos:

LOCAL DESINFECTADO Y DESINSECTADO

En un cuarto de baño encontré un cartel con este texto. Me dije “Vaya, ¡sí que lo han desinfectado a conciencia!”. Me costó un par de minutos ver que la palabra desinfectado no estaba repetida.

3ST0 E5 0TR* 3JEMPL0 D3 C0M0 PR0Y3CT4M*S 4L L33R

Ahora probemos a contar el número de letras F en esta frase:
FINISHED FILES ARE THE
RESULT OF YEARS OF SCIENTIFIC
STUDY COMBINED WITH THE EXPERIENCE OF YEARS

Si hablamos inglés es probable que solo encontremos tres, ya que el cerebro se “ahorra” leer la palabra OF. En cambio, para alguien que no entienda el texto y que vea una secuencia de letras totalmente nueva, será más fácil encontrar las seis.
Más allá de lo curioso de este fenómeno, es muy interesante tener en cuenta que una gran parte de lo que percibimos, y de cómo lo interpretamos viene condicionado por nuestra experiencia. Igual que en el Test de Rorschah, frente a un estímulo ambiguo, es decir, que puede tener múltiples significados, nuestro cerebro asignará un significado “tirando” del cajón de lo que ya tiene almacenado en memoria. Es decir, de nuestras experiencias pasadas. Así, nuestra forma de ver el mundo, las situaciones que nos rodean, las intenciones de los otros, etc. no es ingenua. Tiene mucho que ver con lo ya vivido. Frente a una misma situación, dos personas completamente diferentes, pueden llegar a interpretarlas de forma muy distinta.
Esto explica (en parte) por qué muchas veces nos vemos atrapados en situaciones que se repiten a lo largo de nuestra vida aunque con diferentes actores. Tener en cuenta el fenómeno de la proyección, nos puede ayudar a considerar que lo que hay, quizá es más de lo que vemos. O que la salida a una situación puede estar más cerca de lo que pensamos, y solo hay que abrir los ojos de forma diferente.

Sé creativo, ¡Juega! — octubre 21, 2013

Sé creativo, ¡Juega!

iStock_000017097256SmallHay mucha gente que piensa que no es creativa, que la creatividad es un don reservado a unos pocos privilegiados. Sin embargo se trata de una característica esencial y presente en todos nosotros. En mayor o menor medida la usamos cada día sin darnos cuenta, y de hecho es una herramienta esencial para aprender, cambiar y crecer.

El que se dé más o menos intensamente en nuestro día a día depende de una serie de factores que es interesante conocer para darnos la oportunidad de potenciarla.

Tendemos a identificar la creatividad con el arte. Es una idea extendida  pensar que la creatividad es un don exclusivo de unos pocos privilegiados, cuando realmente se trata de una característica que todos poseemos. Cuando improvisamos un disfraz de última hora para nuestros hijos, si hacemos alguna «chapuza» en casa o cuando nos inventamos una excusa para no acudir a una cita, estamos siendo creativos. En cada pequeña cosa que hacemos podemos optar por recurrir al método que ya conocemos, o introducir alguna pequeña variación. Siempre que hagamos esto, estaremos generando una novedad y estaremos siendo creativos.

A principios del siglo XX, los psicólogos de la Gestalt demostraron que los vertebrados (desde el mono hasta la gallina) no solo aprendemos por ensayo y error sino que lo hacemos por descubrimiento, «insights» o «ideas felices». De esta forma, tenemos dos formas de aprender o de comportarnos. Una más segura, ciñéndonos a lo ya conocido, y otra más arriesgada que implica manejarse con la novedad. Este último tipo de aprendizaje es esencial, porque nos permite avanzar a grandes saltos en lugar de paso a paso. Con él podemos salir de círculos viciosos, podemos encontrar soluciones nuevas a viejos problemas. En definitiva, es una herramienta esencial para cambiar y crecer.
Sin embargo esta herramienta, siempre presente en nosotros, puede manifestarse de forma más o menos intensa dependiendo de una serie de factores. Trabajando sobre estos factores estaremos liberando nuestra capacidad para ser creativos.

Sin seguridad no hay creatividad

La creatividad es siempre la opción arriesgada frente a lo malo conocido. Si nos encontramos bajo presión o tenemos miedo a las consecuencias si nos equivocamos, nuestro organismo bloqueará automáticamente nuestra creatividad. Y es lo normal. Lo que debe hacerse. Si el riesgo de equivocarnos es demasiado elevado, recurriremos a mecanismos de emergencia, a lo que nos funcionó en el pasado o a lo que nos fue mal, pero no demasiado mal. Si queremos ser más creativos, no deberíamos forzarnos o ponernos en situaciones de alto riesgo. Al contrario, debemos trabajar para minimizar los daños de nuestra posible creatividad. No inventemos un plato nuevo el día que viene a cenar nuestro jefe o nuestros suegros. Mejor con amigos.

 Suspendamos el juicio

Si hacemos un repaso de todos los críticos que juzgan nuestro trabajo, comprobaremos que uno de los más implacables somos nosotros mismos. Y el problema es que a este crítico le damos libre acceso para ver nuestro trabajo antes de haberlo terminado. De esta forma, muchas buenas ideas se quedan en el tintero por culpa de una autocrítica demasiado dura, muchas veces impulsada por la vergüenza. En su famoso estudio sobre las personalidades  creativas, Abraham Maslow, comprobó que durante el proceso de creación, estas personas «suspendían» el juicio sobre su trabajo. Lo posponían hasta tener un producto más o menos elaborado. De esta forma dejamos espacio a nuevas ideas, a veces absurdas o locas a priori, pero que están en la base de la creatividad.
Trabajemos con lo que hay
Otra idea muy extendida es que la creatividad es mayor si disponemos de mejores medios. Solemos ponernos la excusa de que nos faltan herramientas para hacer algo distinto. Y realmente es todo lo contrario. La necesidad agudiza el ingenio.  La creatividad es una herramienta para superar obstáculos, y cuanto mayores sean estos, mayor nivel de creatividad será necesario. Las limitaciones y los obstáculos son invitaciones muy potentes a ser creativos. No las desaprovechemos.

 Juguemos

Creatividad y juego están íntimamente relacionados. Cuando jugamos, estamos siendo creativos y a la vez, para ser creativos necesitamos «manejar lúdicamente» los objetos sobre los que trabajamos. Esta expresión se entiende mejor con un experimento que podemos hacer en cualquier momento. Imaginemos que tenemos en nuestras manos un objeto desconocido y tenemos que inventar posibles usos para él. Al principio se nos ocurrirán uno o dos (probablemente uno de ellos sea usarlo como pisapapeles). Pasado un momento empezaremos a examinar el objeto. Por arriba, por abajo, por los lados… llegará un momento en el que nos cansaremos y empezaremos a jugar con él sin un fin en concreto. Puede que golpeemos con él la mesa, le demos vueltas, o lo hagamos rodar «juguetonamente». Es muy probable que en ese momento nos aparezca en la mente un uso en el que no habíamos pensado hasta ahora. Jugar con el objeto, manipularlo sin una intención clara, nos abre las posibilidades y nos permite ser creativos.
En el resto de situaciones ocurre lo mismo. Si estamos bloqueados una muy buena estrategia es permitirnos jugar con nuestras alternativas. Relajarnos, fantasear, descansar, dejar que la inspiración llegue.
Sin duda darnos permiso para jugar es de todos el factor más importante, porque al hacerlo cumplimos intuitivamente con los anteriores. En el juego, podemos perder sin demasiado riesgo, nos permitimos hacer cosas que no haríamos en otras situaciones; y nos ceñimos a unas reglas, que en el fondo son obstáculos a superar. Así que en una palabra, si queremos potenciar nuestra creatividad, simplemente juguemos.

Ataques de pánico. ¿Qué (me) está pasando? — septiembre 26, 2013

Ataques de pánico. ¿Qué (me) está pasando?

Shoping - de Burt YounstersQuienes han padecido un ataque de pánico, describen la experiencia como algo súbito, sin causa aparente y tremendamente aterrador. La persona puede llegar a pensar que está a punto de morir o de perder la razón. Por desgracia, se trata de un problema cada vez más frecuente, del que se sabe poco, y que podría estar relacionado con nuestro estilo de vida y la educación que hemos recibido.

Aunque pueda parecer una frivolidad, existen modas dentro de los trastornos mentales y cada momento histórico tiene sus propias “epidemias”. En los tiempos de Freud, el trastorno por excelencia era la histeria, un fenómeno que hoy en día prácticamente ha desaparecido. Hubo también un momento álgido para los trastornos narcisistas, y para los brotes psicóticos. Pero sin ninguna duda, el mal de nuestro tiempo son los ataques de pánico. Es raro hoy en día no haber vivido un caso muy de cerca, en nuestra propia familia, en nuestro círculo de amigos o bien haberlo sufrido nosotros mismos. Sin embargo a pesar de ser conocido se conoce muy poco sobre sus causas o sus mecanismos de acción.
En general quienes lo padecen describen el episodio como algo súbito, inesperado, sin causa aparente y sobretodo muy aterrador. Durante un ataque de pánico el paciente llega a pensar que está a punto de morir o de perder la razón, y no tiene ni idea de por qué le está ocurriendo todo esto. De hecho, la propia palabra “ataque” nos lleva a pensar en algo que externo que nos agrede o nos invade.
Al comenzar he escrito el concepto de epidemia entre comillas porque evidentemente no se trata de un contagio masivo, ni de una cuestión de imitación entre pacientes, sino la consecuencia lógica de las presiones sociales de cada época. La época victoriana fue un momento de gran represión sexual, especialmente intensa en las mujeres. Así, aquellas mujeres que no lograban “vencer” a su propia naturaleza, amoldándose a las exigencias sociales, experimentaban una serie de síntomas profundamente sexualizados. ¿Qué está pasando hoy en día para que tanta gente sufra ataques de pánico? Sin la perspectiva suficiente es difícil de decir, sin embargo en mi opinión, nuestra sociedad nos empuja a ser independientes, fuertes, y brillantes. Hay que destacar sobre el resto en un mundo tremendamente competitivo.. Por otra parte nuestra mente y nuestro cuerpo están más alejados que nunca. Tenemos un “yo físico” capaz de relacionarse con diez, cien, mil personas; y un “yo virtual” capaz de conectar con millones de personas al mismo tiempo a través de las redes sociales. El mismo hecho de distinguir entre estos dos “yoes” es en sí parte del problema. Pensamos en nosotros mismo existiendo dentro de un cuerpo. “Tenemos” un cuerpo, pero no pensamos que “seamos” ese cuerpo. De una u otra forma, es un hecho que nuestra mente pasa mucho más tiempo “en la nube” de lo que lo hacía antes.
Todo esto, y seguramente muchos otros factores, forman un coctel perfecto en el que no solo no escuchamos las señales de nuestro cuerpo, si no que ni siquiera las oímos. No es una cuestión de voluntad, o de esforzarse por escuchar algo. Para el paciente, esas señales sencillamente no están ahí. Pueden ser señales de agotamiento, de tristeza, de enfado, de miedo… sentimientos que sería lógico tener dadas las circunstancias vividas pero que por nuestra educación o aprendizajes no nos están permitidos. O quizá sí nos los permitimos, pero de una forma mucho menos intensa de lo que necesitaríamos.
Así, cuando la tensión estalla, lo hace de una forma súbita e incontrolada. No sabemos de dónde sale todo esto. Es más, unas reacciones tan intensas e imprevistas nos ponen en un estado de alerta aún mayor. ¿Qué es todo esto? ¿Qué me está pasando? Ante la duda, nuestro cerebro se prepara para lo peor, y ante la ausencia de datos o pistas, tiende a pensar en un ataque al corazón o en un ataque de locura. Es un fenómeno que se alimenta a sí mismo hasta llevarnos al límite de nuestra capacidad de aguante.
Algo tan agresivo y fuera de nuestro control se convierte lógicamente en un trauma. Quien lo sufre, desarrolla un miedo perfectamente comprensible a que le pueda suceder de nuevo. Evita las situaciones en las que se encontraba cuando ocurrieron los primeros episodios, busca estar siempre en un ambiente lo más íntimo y seguro posible por si vuelve a tener un ataque. Llega así la agorafobia asociada muchas veces a este trastorno.
¿Qué hacer? La trampa de los ataques de pánico es que lo que puede estar provocándolos es hacer justamente lo que sabemos hacer. Esforzarnos más, decir “puedo yo solo”, “no es para tanto”, “se me pasará”. O bien avergonzarnos, ocultarlo, evitar pedir ayuda. Eso es lo que hemos hecho hasta ahora y nos ha funcionado en otras situaciones, por lo tanto estamos convencidos de que es lo que debemos hacer en este caso. Sin embargo si la presión es demasiado grande, estallaremos sin previo aviso.
El trastorno por ataques de pánico se supera y está comprobado que una combinación de tratamiento farmacológico y psicoterapia es la opción más eficaz. Los fármacos suponen un salvavidas, una primera línea de defensa para controlar los efectos del pánico. La psicoterapia nos ayudará a comprender lo que nos ocurre, y a adquirir habilidades para enfrentar este problema. Se trata de un trabajo que requiere tiempo y paciencia, porque contra la tendencia natural reinante hoy en día, la cuestión no está en esforzarse más, sino en “darse permisos”. Permiso para observarse, permiso para escucharse, para sentir, para mostrarnos vulnerables, o para dejarnos ayudar. Este trabajo implica nadar un poco contracorriente. Nadar contra lo que hemos aprendido desde pequeños y contra lo que la sociedad nos exige, sin embargo puede ser también un trabajo precioso, porque implica también salir de un aislamiento interior e ir al encuentro de otros.

Sobre la palabra «Gestalt» — marzo 3, 2013

Sobre la palabra «Gestalt»

La primera vez que escuché la palabra «Gestalt» estaba de acampada con mi amigo Dani. Hacía un frío que pelaba, así que nos pasamos la tarde encerrados en la tienda  bebiendo, fumando y contándonos historias. En una de estas, llegamos al tutor de su proyecto, Ingar Roggen, un tipo genial en todos los sentidos que estudiaba algo llamado «La Gestalt».  Recuerdo la fascinación con la que me contaba aquello, y que yo realmente yo no comprendí prácticamente nada. Pero sí me quedé con la impresión de que «La Gestalt»  era una forma radicalmente distinta de entender el mundo, algo diferente y genial que me dejó con una curiosidad bestial. Entonces yo no tenía ninguna intención de estudiar psicología ni hacerme psicoterapeuta, y mucho menos terapeuta gestalt. Tomé esa decisión bastantes años más tarde, pero estoy convencido de que lo mágico de aquella conversación tuvo algo que ver.

La idea de la Gestalt como una forma de pensar alternativa, refrescante y muy muy atractiva se confirmó totalmente. Y es algo que me sigue fascinando hoy en día. En el siguiente post de Azulcasirojo intento explicar el significado de esta palabra y su influencia en la terapia gestalt.

¿Qué #@#!! significa Gestalt?

 

Terapia gestalt, principios gestálticos. — febrero 18, 2013

Terapia gestalt, principios gestálticos.

La Terapia Gestalt es un tipo de psicoterapia practicada en todo el mundo desde principios de los años 50. Forma parte de las llamadas psicoterapias humanistas, que ponen el énfasis en el desarrollo del potencial humano y suponen una alternativa al Psicoanálisis clásico y a las terapias conductistas.

Su origen está en el Psicoanálisis, pero se trata de un enfoque que, sin renunciar a comprender la infancia o el pasado del paciente, centra su interés en el presente. El punto de partida está en «cómo» funciona el paciente en el mundo, más que en analizar el «porqué». La segunda gran diferencia con el Psicoanálisis clásico consiste en que frente a la rigidez teórica y metodológica de este, la Terapia Gestalt valora y fomenta la flexibilidad y la creatividad.

Por último, en lugar de pretender un análisis sistemático descomponiendo los problemas en sus elementos más simples como ocurre en las terapias cognitivo-conductuales, la Terapia Gestalt propone un punto de vista global de la persona. Se busca una mejor integración entre cuerpo y mente, emoción y pensamiento, pasado y presente, etc.

Existen distintas corrientes dentro de la Terapia Gestalt, cada una con su punto de vista teórico y práctico, sin embargo todas comparten una serie de principios y objetivos que pueden resumirse como sigue.

Entender al paciente como una persona que busca un cambio, no como un enfermo a curar.

Entender la terapia como un crecimiento, no como una reparación.

Liberarse la vergüenza que nos paraliza.

Incrementar la consciencia global,

no solo la reflexiva. También la emocional y la corporal.

Fomentar la “presencia” del paciente. Pensar, sentir y actuar “aquí y ahora”

Solo tenemos acceso al mundo en el presente y por lo tanto el cambio solo es posible en él.

Favorecer la autorregulación.

Confiar en nuestra tendencia natural hacia lo saludable.

Son el miedo y el control excesivo los que nos alejan de ese estado.

Dejar que emerjan nuestras verdaderas necesidades a traves de la espontaneidad.

Aceptar la responsabilidad individual.

Recuperar la noción de que somos los actores de nuestra propia vida,

que tenemos la potencia, y el poder para el cambio.

Aumentar la capacidad de elección del paciente. Ser más libres.

Potenciar la creatividad y la flexibilidad en nuestro entorno.

En definitiva, pasar del aislamiento o la dependencia a los vínculos nutritivos y la autonomía.

¿Qué es la psicoterapia? —

¿Qué es la psicoterapia?

Si estás pensando en buscar ayuda psicológica o simplemente sientes curiosidad, es posible  que te hagas algunas preguntas básicas como las que planteo aquí.

¿Qué es la psicoterapia?¿En qué consiste?¿Qué problemas puede tratar?¿Es eficaz?¿Cuánto dura?¿Cuál es la diferencia entre un psiquiatra y un psicólogo?

Seguramente estas no serán las únicas o tendrás otras distintas, por lo que te invito a que las plantees ya sea por teléfono, por e-mail, o en una primera sesión informativa.

 

¿Qué es la psicoterapia?

Literalmente psico-terapia significa tratamiento de la psique, que es la palabra griega para hablar de la mente, y el alma, es decir lo que nos mueve. Nuestros pensamientos, nuestros deseos y nuestros sentimientos.

Existen muchos tipos de psicoterapia muy diferentes entre sí, por eso  es muy difícil dar una definición que los incluya a todos. Algunos trabajan la conducta, otros el cuerpo, casi todos los pensamientos y los sentimientos, aunque en general, se puede decir que toda psicoterapia intenta ayudar al paciente a cambiar algo en su vida. Puede ser un problema específico, como superar una fobia o vivir un duelo, o ser algo menos concreto, como por ejemplo querer cambiar las partes de nuestra vida o de nosotros mismos que no nos gustan o nos hacen sufrir.

 

¿En qué consiste?

La mayoría de psicoterapias consisten en una serie de sesiones, en las que se mantiene una conversación con el paciente. La Terapia Gestalt, el enfoque que yo practico, sigue este mismo esquema, aunque no se limita a lo verbal, y puede trabajar también con cualquier forma de expresión, como el movimiento, el dibujo, etc. El objetivo es conocer al paciente, y a la vez aumentar su nivel de consciencia de sí mismo y de su entorno. Parte del trabajo está en la forma de escuchar, y en las intervenciones pero sobretodo en la relación terapeuta-paciente. El apoyo y la confidencialidad pueden tener un efecto muy potente. Parece algo simple, pero la comunicación es una herramienta que puede conectarnos con lo más profundo de nosotros mismos.

Una de las primeras cosas que se experimenta en terapia es que es muy diferente pensar algo estando sólo, o decírselo a alguien. Además, las mismas palabras, dichas  a personas diferentes pueden provocarnos efectos muy distintos. Muchas veces al poner las ideas en palabras nos damos cuenta de cosas, o descubrimos emociones ocultas. Ese darse cuenta, si al hacerlo se integra lo que pensamos y lo que sentimos, puede llegar a ser por si solo algo curativo. Cuando pasa esto,  algo se desbloquea, y podemos avanzar, cambiar.

 

¿Qué problemas puede tratar?

Cada enfoque de psicoterapia tiene su propia forma de entender lo que es saludable o patológico, y cuales son los mecanismos que llevan a manifestar unos síntomas o a superarlos. Los diagnósticos tradicionales, esquizofrenia, depresión, trastornos de ansiedad, de alimentación, abuso de sustancias, trastornos sexuales, etc.  son simplemente una descripción de qué es lo que está viviendo el paciente, sin entrar en las causas o en las posibles soluciones. Son etiquetas que pueden ser útiles para comunicarse, pero si se entienden como algo externo, impuesto y en lo que el paciente tiene poco o nada que hacer, puede convertirse en una losa que mantenga el problema.

La Terapia Gestalt, no considera al paciente como un enfermo, sino como una persona implicada en un proceso de aprendizaje. Este enfoque, más allá de los síntomas, se ocupa sobretodo de la relación entre la persona y su entorno.  Esta relación,  no tiene porqué tener un diagnóstico de enfermedad mental para hacernos sufrir, ni tampoco para beneficiarse de la psicoterapia. Así, la terapia se entiende como un proceso de crecimiento que puede solucionar o aliviar no solo los trastornos clásicos, sino problemas de todo tipo en nuestra forma de funcionar en el mundo que nos hacen sufrir o nos dejan insatisfechos.

Pero entonces ¿todo lo que nos hace daño debe llevarnos  a terapia? Evidentemente no. El dolor forma parte de una vida saludable. Sin embargo cuando no entendemos el origen de ese dolor, o actuamos de forma que lo provoca o lo mantiene, y sentimos que no podemos hacer nada para evitarlo, o incluso que podríamos evitarlo pero que por algún motivo no lo hacemos, puede ser útil pedir ayuda psicológica.

 

¿Es eficaz?

Es muy difícil medir de forma objetiva, cosas tan subjetivas como el malestar psicológico o  el crecimiento y el desarrollo personal, por eso hay pocos estudios realmente interesantes sobre la efectividad de la psicoterapia. Esto es más complicado todavía en psicoterapias como la Terapia Gestalt en las que se evita clasificar al paciente en una categoría que lo limite y trabaja con aquello que lo hace único.  En estos temas es muy complicado sacar estadísticas válidas,  en cambio es muy sencillo saber si para nosotros la terapia está siendo eficaz. Simplemente hay que probarla.

En cualquier caso, la gran mayoría de los estudios publicados, indican que la psicoterapia es una herramienta eficaz, y sobretodo complementaria al tratamiento con fármacos, cuando estos son necesarios.

 

 

¿Cuánto dura?

La terapia es un proceso de cambio, por lo que su duración depende de las personas y de la profundidad del cambio. En general es el propio proceso el que impone el ritmo. Algunas terapias duran semanas, otras meses y otras años. En enfoques como la Terapia Gestalt, centrados en el crecimiento y no en la reparación de un paciente “defectuoso” no existe un momento preciso en el que se “dé el alta”. Una vez solucionado el problema inicial, el crecimiento es todavía posible. Es el propio paciente quien  decide en qué momento del trayecto quiere bajarse.

 

 

Psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas, ¿Quién hace qué?

El psicoterapeuta es la persona que practica la psicoterapia, mientras que el psicólogo es un licenciado en psicología y el psiquiatra un médico especialista en enfermedades mentales. La mayoría de los psicoterapeutas son psicólogos o psiquiatras, sin embargo ninguna de las dos carreras incluye una formación específica en psicoterapia, por lo que esta suele hacerse a través de algún master o escuelas privadas.

Una formación seria en psicoterapia suele emplear entre 3 y 5 años, más al menos dos años de terapia personal, lo que supone una formación lo bastante sólida por sí misma para la práctica de la terapia. Estas escuelas suelen tener como requisito de admisión, tener una formación básica no relacionada directamente con la psicoterapia. La carrera de psicología o la de medicina, suponen una muy buena base aunque no son necesariamente las únicas válidas.

 

Más información…

Estás son las cuestiones básicas que creo que pueden surgir cuando uno se plantea la posibilidad de hacer una psicoterapia. Espero que te hayan podido servir, en cualquier caso como decía al principio estoy a tu disposición para cualquier duda o comentario que quieras hacer. Puedes también encontrar más información sobre psicoterapia y Terapia Gestalt en estas webs:

http://www.feap.es/

http://aptgd.org/

https://aetg.es/gestalt/es-terapia-gestalt