La primera vez que escuché la palabra «Gestalt» estaba de acampada con mi amigo Dani. Hacía un frío que pelaba, así que nos pasamos la tarde encerrados en la tienda bebiendo, fumando y contándonos historias. En una de estas, llegamos al tutor de su proyecto, Ingar Roggen, un tipo genial en todos los sentidos que estudiaba algo llamado «La Gestalt». Recuerdo la fascinación con la que me contaba aquello, y que yo realmente yo no comprendí prácticamente nada. Pero sí me quedé con la impresión de que «La Gestalt» era una forma radicalmente distinta de entender el mundo, algo diferente y genial que me dejó con una curiosidad bestial. Entonces yo no tenía ninguna intención de estudiar psicología ni hacerme psicoterapeuta, y mucho menos terapeuta gestalt. Tomé esa decisión bastantes años más tarde, pero estoy convencido de que lo mágico de aquella conversación tuvo algo que ver.
La idea de la Gestalt como una forma de pensar alternativa, refrescante y muy muy atractiva se confirmó totalmente. Y es algo que me sigue fascinando hoy en día. En el siguiente post de Azulcasirojo intento explicar el significado de esta palabra y su influencia en la terapia gestalt.
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