Ansiedad y Fantasmas — noviembre 30, 2024

Ansiedad y Fantasmas

Las historias de fantasmas occidentales, por lo menos las que han dejado más huella en la cultura popular tienen siempre el mismo patrón. Alguien del más allá viene a pedirnos algo.

No se conocen historias de fantasmas que vengan a escucharnos, a ver cómo nos va, o incluso a darnos la combinación de la bonoloto. Siempre es «me mataron y escondieron mi cadaver…», «esta casa se construyó sobre un cementerio indio…», «tu tío me mató y se casó con tu maaadreee…», «desentierrame…», «vengameee…». Siempre están pidiendo.

El formato de la petición siempre es desagradable. Da miedo. Un ruido en la escalera, un cadaver detrás de nosotros en el espejo. ¡Esos armarios de baño con espejo deberían de estar prohibidos!

La forma del mensaje es tan terrible que no permite ver el fondo. El/la protagonista está aterrado/a al principio. Solo quiere que pare. Que desaparezca. Así que toma alguna iniciativa para eliminar el problema. Se pinta la casa, se tiran trastos viejos, se compran talismanes… quizá algún vidente hace una «limpieza» de la casa… Por supuesto esto no funciona y el fantasma vuelve a aparecer más cabreado que nunca.

El problema solo se soluciona cuando el o la protagonista miran más allá del miedo, de la forma del mensaje, y empiezan a comunicarse con el fantasma. Se interesan por quién vivía en esa casa, qué le pasó, etc. Empiezan a entender el problema. A partir de ahí, aparece una posible solución. El mensaje del fantasma es escuchado y resuelto y, solo entonces, puede ir hacia la luz y dejarnos en paz de una puñetera vez.

Todo este esquema es tremendamente similar a lo que ocurre con los ataques de ansiedad. Su forma es aterradora. Algo va a pasar. No sé el qué, pero sé que va a ser muy malo.  Generalmente rellenamos ese vacío con nuestro terror favorito. Tener un ataque al corazón, volvernos locos, agredir a alguien, etc.

La forma del ataque es tan perturbadora que se lleva toda la atención. Queremos que pare, que se vaya, que desaparezca cuanto antes. Nos preguntamos por qué aparecen, pero solo como una forma de evitar que vengan. Igual que con el fantasma, al principio no nos paramos a entender qué está pasando. Cuál es el mensaje y de quién.

Por mi experiencia, los ataques de ansiedad son síntomas de «tipo/as duro/as». Hay que tener cierto aguante para llevar a nuestro organismo hasta el límite. Porque eso es lo que es un ataque de ansiedad: nuestro organismo diciéndonos BASTA!

Yo soy incapaz de tener un desmayo corriendo. A los 50 metros estoy doblado en dos, echando espuma por la boca. Para tener un desvanecimiento hay que correr mucho, y sobre todo, ignorar las señales de agotamiento. Con la ansiedad pasa igual. Nos vemos envueltos en situaciones agotadoras y seguimos adelante hasta que algo hace «crack».

Los ansiolíticos pueden ser la primera barrera de defensa. Y no estoy para nada en contra. Un Orfidal en el bolsillo ejerce un efecto disuasorio frente a los fantasmas cual collar de dientes de ajo. Sin embargo para que el fantasma se marche tenemos que ir más allá. Hay que perder el miedo a la ansiedad. Más que enfrentarla, atenderla, escucharla. Y hay que averiguar cuál es el mecanismo que nos la provoca. Qué permiso no nos estamos dando. Qué obligación imposible nos estamos poniendo o no estamos evitando. Qué ayuda no estamos pidiendo, etc. En definitiva, dónde puñetas tenemos enterrado el cementerio indio.

El mito de Eco y un tal … no me acuerdo de su nombre pero empezaba con N. (Sobre el narcisismo parte 3) — octubre 27, 2024

El mito de Eco y un tal … no me acuerdo de su nombre pero empezaba con N. (Sobre el narcisismo parte 3)

Lo primero que llama la atención del mito de Narciso según Ovidio es la desaparición de Eco. El titulo del mito es Narciso y Eco, sin embargo dos mil años mas tarde solo recordamos a Narciso. Su historia, escuchada desde el punto de vista de la ninfa es la historia de una desaparición. Tanto en la memoria colectiva como a lo largo del mito, Eco va perdiendo presencia hasta desaparecer físicamente y convertirse únicamente en una voz que resuena en las cuevas y las montañas. Una voz incapaz de decir lo que quiere, esperando que los demás digamos lo que ella necesita.

La historia de Narciso y Eco es la crónica de un sufrimiento anunciado. Sus historias previas a su encuentro los preparan para no conectar. Narciso no es fruto del amor si no de una violación y por lo tanto no lo conoce. No quiere hacer daño a nadie, pero carece de empatía porque no la han tenido con él. Acude al bosque para cazar y estar con sus amigos. No busca pareja.

Por su parte Eco es victima de un castigo. Un castigo que nada tiene que ver con Narciso. Ha perdido su voz. Su capacidad de expresar sus deseos. Depende de otros para expresarse. Se enamora de Narciso pero no puede seducirlo. No puede tampoco expresarle su deseo. Lo único que está a su alcance es expresarse a través de él. Ella quiere que él quiera. Y para eso juega con las palabras de Narciso, que lo único que busca es salir del bosque en el que está perdido.

El abrazo de Eco le sorprende y se resiste. Prefiero la muerte que dispongas de los dos, grita mientras la aparta. Eco lleva tiempo siguiendolo en silencio, y después del encuentro fallido sigue espiandolo hasta que este muere en el lago. De nuevo, Eco está atrapada. No puede dejar de orbitar alrededor del objeto de su deseo, y se va desvaneciendo poco a poco mientras desespera.

Este modelo de pareja es muy común. Llena horas y horas de terapias en las que hablamos de alguien que no está en la consulta. Parejas de pacientes que las y los ignoran o directamente los maltratan sin que puedan dejarlas, aparentemente condenado/as a seguir orbitando a su alrededor. También llenan horas y horas de videos de YouTube llenos de consejos sobre como tratar a esos perversos narcisistas. Videos que se consumen en masa sin ver la ironía de que no dejan de ser otra forma de orbitar alrededor del objeto de deseo inalcanzable.

El problema de Eco no es Narciso. Su problema viene de más lejos. Sus hermanas se acuestan con Zeus mientras ella las protege vigilando la puerta. ¿Será eso lo que ella quiere realmente?¿O se ve obligada a cuidar de otros en lugar de buscar su propia felicidad? Después, castigada al ser descubierta por la esposa de Zeus, pierde definitivamente su capacidad de hablar y expresarse.

La terapia con Eco es sacarla de órbita. Conseguir que deje de mirar a Narciso para verse a ella misma. A sus deseos y a su capacidad para satisfacerlos.

El embriagador aroma de Narciso (sobre el narcisismo parte 2) — octubre 26, 2024

El embriagador aroma de Narciso (sobre el narcisismo parte 2)

¿Qué habrá hecho el pobre Narciso para merecer el honor de ser el patrón de la cofradía del vacío interior y el desamor? Remontemos el río hasta donde podamos para averiguarlo. 

En el principio de los tiempos, antes del hombre y sus sofisticados insultos, solo había una bonita planta de flor que crecía y crece en las orillas de ríos y lagos, ajena a todo este asunto. Los griegos llamaron a estas plantas Narkissos, término que adoptaron los romanos transformándolo en Narcissus y que da nombre al género botánico al que pertenecen los narcisos en español.  

Se desconoce el origen y significado en griego antiguo de la palabra narkissos, pero algunos autores (Roberts, 2014) lo asocian con el término narké que significa aturdimiento o sopor y que está en la raíz de palabras como narcótico o narcosis. La asociación de ambos términos se debería al olor embriagador de estas flores. 

Otros autores en cambio (Beekes, 2009),  defienden que se trata de dos palabras con orígenes totalmente distintos, pero como se suele decir, no dejemos que la realidad nos arruine una buena historia.

En aquella época existían varias leyendas sobre el origen de estas flores (Pausianas, s.f.).  Eran historias con moraleja dirigidas probablemente a educar a los adolescentes de la época. En ellas, un bello joven llamado Narciso era castigado por su orgullo excesivo. En una, Narciso tiene una hermana gemela casi idéntica a él. Cuando esta muere de forma trágica, Narciso acude a un lago para poder verla a través de su propio reflejo quedando allí atrapado por la pena, incapaz de despedirse de su hermana.  En otra, Narciso rechaza a su pretendiente Aminas burlándose de él. Este, despechado, se suicida frente a Narciso encomendándose a la diosa de la venganza Némesis,  para que Narciso conozca el castigo del amor no correspondido. La diosa concede a Aminas su último deseo cuando Narciso se enamora de su propio reflejo en un lago. Incapaz de alcanzarse ni de alejarse, acaba transformado en la flor a la que da nombre. 

La versión más completa del mito  de Narciso y que se ha mantenido hasta nuestros días es la del escritor romano Ovidio (43 A.C. – 17 D.C.) en su obra La Metamorfosis (Ovidio, 2012). Ya sea porque los mitos hablan de situaciones  que afectan a la humanidad desde sus orígenes, o por un simple fenómeno de proyección, la historia de Ovidio está llena de detalles que encajan con la problemática narcisista tal y como la vamos a manejar aquí.

Narciso y su Eco

Narciso es un joven que dedica la mayor parte de su tiempo a cazar con sus amigos. Desde su nacimiento, siempre ha destacado por su gran belleza. Tanto es así, que a sus 16 años ya ha sido el objeto de deseo de una interminable lista de pretendientes  mortales e inmortales de todo sexo y condición. Sin embargo, a pesar de que a su paso va dejando un rastro de gente enamorada, Narciso no es hijo del amor. Su madre, una náyade (deidad menor o ninfa asociada a los cursos de agua) llamada Líriope, se quedó embarazada tras ser violada por el dios/río Céfiso. 

Preocupada por el destino de su hijo recién nacido, Líriope consultó al adivino Tiresias si Narciso tendría una larga vida, a lo que aquél contestó: “Sí, siempre y cuando no se conozca a sí mismo”. Y con esta misteriosa predicción, termina el relato sobre la infancia de Narciso.

Recién cumplidos los 16, durante una de sus partidas de caza, Narciso se separa de su grupo en el bosque. Perdido, empieza a gritar “¿Hay alguien? ¡¿Hay alguien aquí?!”, a lo que una voz femenina contesta “¡Aquí!”. Se trata de una ninfa llamada Eco. 

Eco había sido castigada por Juno, esposa de Júpiter, por encubrir las numerosas infidelidades de este. Mientras Júpiter yacía con alguna de sus  hermanas, Eco se encargaba de distraer a Juno entreteniéndola con su charla. Así, al descubrir el engaño, Juno maldice a Eco impidiéndole hablar con voz propia. Eco únicamente podrá repetir las últimas sílabas de su interlocutor.  La ninfa llevaba un tiempo siguiendo a Narciso y había caído presa de sus encantos. Mientras le seguía cada día, se moría de ganas de hablarle, pero la maldición de Juno le impedía iniciar la conversación. Por esto, cuando Narciso grita en busca de compañía en medio del bosque, ella repite sus palabras llena de ilusión. “¡Aquí!”, grita ella. Eco y Narciso mantienen una especie de diálogo en el que él grita “¡Ven!” y Eco contesta “¡Ven!”. “¿Por qué me huyes?”  y ella “Me huyes”. Por fin, Narciso grita “¡Unámonos!”.  A lo que Eco contesta en éxtasis “¡Unámonos!”. Eco sale corriendo de la espesura y se lanza a abrazarlo. Al ver a la ninfa abalanzándose sobre él, Narciso se asusta y se aparta diciendo “¡Tus manos de mis abrazos quita!¡Antes pereceré de que tú dispongas de nos!” (Ovidio, 2012).

Rechazada y humillada, Eco se aleja de Narciso y se refugia en el fondo de una cueva. No come ni duerme, y su cuerpo físico va menguando hasta que no queda de ella más que su voz. Una voz resonante que puede escucharse algunas veces en el fondo de las cuevas o otros parajes solitarios. 

Por su parte Narciso sigue su camino ajeno al dolor de Eco, y sigue rechazando a su paso a ninfas y humanos. Así, hasta que un día un amante despechado (quizá Aminas) clama a la diosa Némesis en busca de venganza. Esta se consuma por fin en uno de esos parajes solitarios  habitados únicamente por la invisible Eco.

Se trata de una laguna sombría entre las montañas. Ni los animales ni el viento llegan hasta allí a mover sus aguas, por lo que su superficie del agua forma un espejo perfecto. Al acercarse a beber de sus aguas, Narciso ve su reflejo quizá por primera vez en su vida con verdadera claridad. Al verse, queda fascinado por su belleza como si se tratara de otra persona. Cuando sonríe, su reflejo le devuelve la sonrisa. Cuando trata de alcanzarlo, ve cómo su reflejo extiende también sus brazos, pero cuando trata de hablarle el reflejo no responde. Desesperado, se lanza a las aguas heladas. Atrapado en el agua sin su reflejo, Narciso se lamenta entre gritos, a lo que Eco le devuelve sus lamentos entre satisfecha y apenada. Narciso se revuelve en el agua hasta quedar rendido. Antes de ahogarse,  dice por último, “Adiós”, a lo que Eco contesta a su vez , “Adiós”. 

Cuando finalmente las hermanas de Narciso fueron a buscarle al lago, no encontraron su cuerpo, solamente una flor con pétalos blancos al borde del agua.  

Bibliografía

BEEKES,Robert,  Etymological Dictionary of Greek, Leiden : Boston , Brill , 2009. Citado en http://etimologias.dechile.net/?narciso

PAUSIANAS, Description of Greece, publicado en PROYECTO PERSEUS http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus:text:1999.01.0160:book=9:chapter=31&highlight=narcissus

OVIDIO, La Metamorfosis, Grupo Planeta Spain, 2012.

ROBERTS, Edward, A Comprehensive Etymological Dictionary of the Spanish Language with Families of Words based on Indo-European Roots, Xlibris Corporation, 2014. 

Terapia Online — febrero 27, 2014

Terapia Online

terapia online Cada día más psicólogos y psicoterapeutas incluimos entre nuestros servicios la terapia online con distintas modalidades: Skype, chat o incluso email. Es un servicio novedoso, que despierta curiosidad, y bastantes dudas.

Cuando era niño, el futuro era un sitio en el que la gente llevaría trajes de lycra plateados, los coches volarían y los teléfonos tendrían una pantalla en la que ver a tu interlocutor. Por suerte la lycra no llegó a imponerse, y la comida no se reduce a unas pastillas de colores, sin embargo la terapia online podría perfectamente formar parte de ese futuro imaginado. Pero como ocurre con el resto de innovaciones, cabe preguntarse si se trata de un progreso más de la humanidad, u otro invento que hace la vida menos natural y auténtica.

No es nada raro hoy en día encontrar entre los servicios de psicólogos y psicoterapeutas un apartado de terapia on-line con distintas opciones: terapia por videoconferencia, terapia por chat o incluso por email. Es un servicio novedoso, que despierta la curiosidad, y bastantes dudas o reticencias entre algunos pacientes y terapeutas. ¿Es viable trabajar así?¿No es demasiado frío?¿Se pierde el contacto entre las personas? Mi respuesta personal es un rotundo y totalmente convencido…depende.

La Terapia Gestalt, la forma de psicoterapia que yo practico, es una terapia basada contacto. Es decir, trabaja con el punto de mira puesto en cómo se relaciona el paciente con su entorno, y en su reflejo en la relación entre paciente y terapeuta. Este trabajo se realiza a través de la palabra fundamentalmente, pero también a través de gestos, expresiones, movimientos, entonaciones, etc. En la Terapia Gestalt es importante observar al paciente mientras se expresa y que el paciente nos observe mientras nos expresamos. Es esencial atender no solo a lo que se dice, si no a cómo se dice. El objetivo es, a través de estos detalles, ayudar al paciente a ver cosas que se le puedan estar escapando o a intentar cosas que no había hecho hasta ahora. Por todo esto, se entiende que en Terapia Gestalt, la presencia es fundamental.

Los detalles y matices de la comunicación se pierden en un chat o en un email. Quedan demasiados espacios en blanco sobre la intención o sentimientos del interlocutor. Espacios que serán rellenados por la imaginación de quien lee, y que muy probablemente llevarán a malentendidos o presuposiciones. Indudablemente en un tipo de psicoterapia basado en un diagnóstico estandarizado y tratamientos siguiendo un protocolo similar a la relación con un médico, las herramientas de chat o email pueden ser muy útiles. Sin embargo mi opinión es que para un tipo de psicoterapia más relacional, la limitan hasta hacerla casi imposible.

La terapia on-line a través de videoconferencia, tiene también sus limitaciones. No mirarse a los ojos, por ejemplo. El encuentro, y la calidez, poder explorar el espacio de la sala juntos, son cosas que se pierden hablando a través de una pantalla. Todo esto es cierto. No es una terapia perfecta, pero en realidad ninguna lo es. En todos los casos luchamos con limitaciones que hacen difícil la comunicación. La cuestión es saber si es posible trabajar a pesar de esas dificultades.

La terapia es un intento de ayuda. Muchas veces es sacar al paciente del aislamiento. Otras buscar caminos donde parece imposible. Pero sobretodo ser creativo, trabajar con lo que hay y adaptarse con las herramientas que tenemos, para intentar entender al máximo a nuestro paciente. Existen pacientes que por distintos motivos simplemente no pueden acudir a nuestra consulta. Pueden ser limitaciones físicas, o limitaciones propias de su problemática. Puede que vivan lejos, en el medio rural con dificultades para acceder a un terapeuta, o en un país donde el idioma no es el suyo.

En mi opinión la videoconferencia, aunque con algunas limitaciones, permite un flujo de información tanto verbal como no verbal suficiente para que se produzca un contacto rico entre el terapeuta y el paciente. Por eso, más que una modalidad recomendable pudiendo elegir entre on-line y presencial, me parece una herramienta tremendamente útil para salvar problemas que impedirían una terapia presencial.

Terapia gestalt, principios gestálticos. — febrero 18, 2013

Terapia gestalt, principios gestálticos.

La Terapia Gestalt es un tipo de psicoterapia practicada en todo el mundo desde principios de los años 50. Forma parte de las llamadas psicoterapias humanistas, que ponen el énfasis en el desarrollo del potencial humano y suponen una alternativa al Psicoanálisis clásico y a las terapias conductistas.

Su origen está en el Psicoanálisis, pero se trata de un enfoque que, sin renunciar a comprender la infancia o el pasado del paciente, centra su interés en el presente. El punto de partida está en «cómo» funciona el paciente en el mundo, más que en analizar el «porqué». La segunda gran diferencia con el Psicoanálisis clásico consiste en que frente a la rigidez teórica y metodológica de este, la Terapia Gestalt valora y fomenta la flexibilidad y la creatividad.

Por último, en lugar de pretender un análisis sistemático descomponiendo los problemas en sus elementos más simples como ocurre en las terapias cognitivo-conductuales, la Terapia Gestalt propone un punto de vista global de la persona. Se busca una mejor integración entre cuerpo y mente, emoción y pensamiento, pasado y presente, etc.

Existen distintas corrientes dentro de la Terapia Gestalt, cada una con su punto de vista teórico y práctico, sin embargo todas comparten una serie de principios y objetivos que pueden resumirse como sigue.

Entender al paciente como una persona que busca un cambio, no como un enfermo a curar.

Entender la terapia como un crecimiento, no como una reparación.

Liberarse la vergüenza que nos paraliza.

Incrementar la consciencia global,

no solo la reflexiva. También la emocional y la corporal.

Fomentar la “presencia” del paciente. Pensar, sentir y actuar “aquí y ahora”

Solo tenemos acceso al mundo en el presente y por lo tanto el cambio solo es posible en él.

Favorecer la autorregulación.

Confiar en nuestra tendencia natural hacia lo saludable.

Son el miedo y el control excesivo los que nos alejan de ese estado.

Dejar que emerjan nuestras verdaderas necesidades a traves de la espontaneidad.

Aceptar la responsabilidad individual.

Recuperar la noción de que somos los actores de nuestra propia vida,

que tenemos la potencia, y el poder para el cambio.

Aumentar la capacidad de elección del paciente. Ser más libres.

Potenciar la creatividad y la flexibilidad en nuestro entorno.

En definitiva, pasar del aislamiento o la dependencia a los vínculos nutritivos y la autonomía.